EL
PAPEL DE LAS CÉLULAS MADRE EN EL CUERPO
Como ya se ha mencionado anteriormente,
las ASC son bien conocidas por su función en la constante renovación de células
en la sangre (glóbulos rojos, linfocitos y plaquetas) y en la regeneración de
los huesos, ligamentos, tendones y tejido conectivo. Sin embargo, hasta hace
poco tiempo se creía que ésta era su única capacidad para convertirse en otros
tipos de células.
Entonces, ¿cómo fue
descubierto el verdadero papel que desempeñan las células
madre en el cuerpo? ¿cómo es que con el sofisticado nivel científico de hoy, es
apenas hasta ahora que se descubre este fenómeno?
Si se analiza cuidadosamente, este
descubrimiento es nada menos que ¡el descubrimiento de un sistema en el cuerpo,
completamente nuevo!.
Un sistema es un tejido o un órgano,
o un grupo de tejidos y órganos que consta de células
específicas que realizan tareas igualmente específicas
que afectan a otros órganos y tejidos, y que está dirigido a
apoyar la salud y supervivencia de todo el organismo. Por ejemplo, el sistema
cardiovascular está compuesto por el corazón y su tarea es la de bombear sangre
con la finalidad de llevar nutrientes y oxígeno a cada célula del cuerpo. El
sistema digestivo consta del estómago e intestinos (principalmente) y su tarea
es la de digerir la comida y extraer los nutrientes que puedan ser absorbidos
para alimentar cada célula del cuerpo. El sistema endocrino está compuesto por
varios órganos cuya tarea es secretar compuestos llamados hormonas que modulan
el funcionamiento de otros órganos y tejidos. Por ejemplo, el páncreas secreta
insulina que permite el transporte de la glucosa hacia las células y la
glándula tiroides secreta hormonas tiroidales que estimulan el metabolismo del
cuerpo. En relación con las células madre, tenemos la médula ósea que secreta
células que viajan hacia los tejidos dañados, restaurando su óptimo
funcionamiento. ¡La ciencia ha descubierto el sistema de renovación del
cuerpo!.
¿Por qué tardó tanto este descubrimiento?
Se puede encontrar la respuesta en la
historia de la ciencia misma, donde frecuentemente los descubrimientos suceden
una vez que se cuenta con las herramientas necesarias. Por ejemplo, ¿cómo se
descubrieron las bacterias? Después del desarrollo del microscopio. El
microscopio fue originalmente ideado para calcular la densidad del hilo en las
telas. Un día, por curiosidad, Anton van Leeuwenhoek usó su microscopio para
ver una gota de agua y describió por primera vez minúsculos organismos
moviéndose allí. Las bacterias fueron observadas por primera vez... y no
únicamente así fueron descubiertas las bacterias, sino que pronto se dieron
cuenta que éstas se encuentran en todos lados.
El descubrimiento de la
función de las células madre en el cuerpo sigue el mismo guión. Una proteína
espontáneamente fluorescente llamada proteína verde fluorescente (GFP, Green
Fluorescent Protein), fue aislada de la medusa Aequoria victoria, localizada en
la profundidad del océano. Ya que la GFP es una proteína, es posible derivar el
ADN responsable de su producción e incorporar el gen de la GFP en el núcleo de
una célula madre. En este caso, todas las células derivadas de la célula madre
fluorescente original también serán fluorescentes. El descubrimiento de la GFP
es de tal importancia que, de hecho, fue galardonado con el Premio Nobel de
Química en el 2008.
Cuando los científicos comenzaron a
inyectar células madre fluorescentes en animales irradiados, un tratamiento que
mata todas las células madre en el cuerpo, enseguida las células del tejido
fluorescente comenzaron a aparecer en varios tejidos. Pero más notable fue el
hecho de que si se ocasionaba una herida en cualquier tejido específico, el
área de la herida pronto comenzaría a exhibir importantes cantidades de
fluorescencia. El área dañada estaba siendo cubierta con nuevas células
funcionales especializadas de ese tejido, pero las células eran fluorescentes,
indicando que provenían de la médula ósea. Un proceso que hasta entonces había
sido virtualmente invisible, de pronto se hacía visible: ¡un descubrimiento que
está cambiando la forma en que se aprecia la ciencia biológica!. Debido
al descubrimiento de la GFP.,
Se
demostró que las células madre adultas que provienen de la médula
ósea tienen la habilidad natural de convertirse, dentro del cuerpo,
en células del hígado, músculo, retina, riñón, páncreas, pulmón, piel y hasta
del cerebro... poniendo fin al dogma de que nacemos con un número determinado
de células cerebrales y de que el cerebro no se puede regenerar. Pero la
observación más fascinante que resalta de estos estudios, es que este proceso
es natural. Después de una herida o un simple trauma en un órgano, las células
madre de la médula ósea viajan hacia ese órgano y desempeñan un papel crucial
en el proceso de reparación del tejido.
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